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Dramáticos relatos de personas con Leucemia

Se estima que para el año 2030, el cáncer será la principal causa de muerte en el mundo

La leucemia linfocítica crónica (LLC) es un tipo de cáncer que se inicia en los glóbulos blancos, la enfermedad es de lenta evolución y afecta dos veces más a los hombres que a las mujeres, además representa el 30% de todos los tipos de leucemia, lo que la convierte en una de las más frecuentes en adultos.

La diferencia principal entre las leucemias linfocíticas y los linfomas es que en la leucemia, las células cancerosas se encuentran principalmente en la sangre y la médula ósea, mientras que el linfoma tiende a estar en los ganglios linfáticos y en otros tejidos.

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En el 3er Congreso Iberoamericano de Leucemia Linfocítica Crónica/ Enfermedad Mínima Residual, un paciente y expertos afirmaron que los nuevos tratamientos están enfocados en controlar la enfermedad mejorando la calidad de vida de los pacientes, que ya no debe ser estigmatizada directamente con la muerte.

Qué es la Enfermedad Mínima Residual en LLC

Testimonio : “Todos me decían que debía prender a vivir con la enfermedad, así lo hago pero nunca pienso en la muerte”

Este es el testimonio del empresario David Menage, quien en 2001 y a sus 47 años, realizó un viaje por trabajo y se percató de que tenía un ganglio inflamado debajo de la oreja. Al momento de consultar a su médico, éste le recomendó que fuera a un hematólogo pues consideró que podía ser algo relacionado a la talasemia que ya padecía. Entonces, decidió hacerse diversos estudios y le confirmaron que tenía leucemia linfocítica crónica.

“El médico me dijo que había dos noticias: una buena y una mala. La mala era que no había cura, pero la buena era que la enfermedad podía mantenerse crónica durante toda la vida”, sostuvo Menaged.

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En un comienzo y como era de esperarse, su primera reacción fue de susto y comenzó a hacerse las típicas preguntas: “¿por qué a mí? “¿Qué hago ahora?”, entre otras. Alguien que padecía lo mismo le recomendó una frase que él reconoce que suena trillada, pero que no por eso es menos real: ‘aprender a vivir con la enfermedad’. Eso, sumado a terapia y otros espacios como el apoyo familiar, le ayudaron a afrontar la situación.

“Durante 4 ó 5 años, continué en espera en observación, sin la realización de ningún tratamiento. Durante ese tiempo, se me inflamaron más los ganglios y padecí anginas y gripes. A principio de 2005, ya quería comenzar con algún tratamiento”, dijo.

Tras seis meses de quimioterapia, los estudios arrojaron resultados positivos. Así, estuvo durante siete años, sin ningún inconveniente, hasta que otra vez empezó a tener inflamación en los ganglios y los niveles de hemoglobina le dieron muy bajos, por lo que empezó con otro tratamiento, que le hizo efecto durante casi dos años, hasta que finalmente volvió a recaer.

“En octubre de 2017, el Dr. Bezares me comentó de un nuevo medicamento para el que debía testearme para comprobar si era candidato a recibirlo. Afortunadamente, lo era, y comencé con el tratamiento que, hasta el día de hoy, continúo recibiendo sin ningún inconveniente.”

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David dice que durante el primer tratamiento, sus hijos solían ir más a la fábrica de ropa que tienen, y él -por indicación médica- se quedaba en su casa. Allí, hubo clientes que preguntaban por él y resultó que algunos de ellos también tenían esta enfermedad, por lo que comenzaron a contactarse. Lamentablemente, uno de ellos falleció por tener las defensas bajas. Eso le hizo entender lo afortunado que era.

“Algo positivo de mi enfermedad es que, más allá de las gripes o anginas esporádicas, nunca resigné mi calidad de vida. Me gusta mucho jugar al tenis y nunca tuve que interrumpir ese hobby”, agregó.

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También dijo que en su experiencia personal, se siente fantástico. “Solo al inicio de uno u otro tratamiento nuevo presentaba nauseas o dolores de cabeza”, añade. Actualmente David no requiere de quimioterapia, solo del consumo de sus medicamentos y controles regulares.

“Por último, me parece fundamental destacar la labor de los médicos, que son de primer nivel: los Dres. Héctor Hendler, Jorge Pantano y Raimundo Bezares, que siempre contaron con la información más actualizada y tomaron las decisiones correctas para el control de mi condición. Un ejemplo que ilustra esto es que, como por trabajo yo viajo seguido, le pedí al Dr. Hendler que me recomendara un médico en Barcelona, para visitar cuando estuviera allá. El Dr. Jordi Estévez, con quien me atendí en España, reconfirmó cada sugerencia y decisión de los doctores que me trataban aquí, lo que refleja que estaban en lo correcto”, concluyó.

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