La mayoría de las personas con demencia presentan cambios en comportamiento y en conducta que son observables solo por quien cuida de la persona y no la persona que lo presenta. Comienza con no reconocer que se le olvidan las cosas, repiten la misma palabra, enunciado o pregunta, caminan aparentemente sin rumbo fijo, pierde peso, se afecta al masticar y tragar, se muestra irritable, cambios en el patrón del sueño, apatía, poca o ninguna emoción y en ocasiones agrede verbalmente a todos los que le rodean por cosas que pudieran ser sencillas o hasta por comentarios jocosos que otros realicen.
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En ocasiones los cambios de comportamiento se dan cuando llega el ocaso o el atardecer. A esto se le conoce como el Síndrome del Atardecer. El mismo es provocado por una combinación de factores: agotamiento del día y cambios en el reloj biológico de la persona que generan confusión entre las horas del día y la noche. Y ahora bien, ¿qué alternativas o estrategias los cuidadores pudieran tener?
Establezca una rutina diaria y adáptela al nivel de la persona. Esa rutina debe incluir: aseo, alimentación, recreación y continencia.
Promueva que los objetos que se utilizan cotidianos estén siembre en un mismo lugar.
Promueva que las actividades movidas se realicen por la mañana y que las de la tarde o noche sean tranquilas y estructuradas.
Evite que la persona que cuida tome bebidas con cafeína y de hacerlo que entonces sea por la mañana.
Anote o haga una tabla con día, hora ingesta de alimento y medicamento cuando la persona altere su comportamiento.
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Aprenda a reconocer ciertos comportamientos. Por ejemplo, la persona podría agitarse o tirar de la ropa como señal de que necesita ir al baño.
Encienda todas las luces antes del atardecer y cierre las cortinas al anochecer para reducir las sombras y ayudar a disminuir la confusión.
Evite el uso de espejos en la habitación donde dormirá la persona con demencia.
Aliente a hablar con un profesional de la conducta humana.
Ofrezca alternativas para manejar su comportamiento, música, libros, juegos de mesa, carta, otros como mecanismo de distracción.
Finalmente, si las cosas se ponen difíciles, detente, trata de distraerlo, no lo confrontes; luego vuelve a captar su atención en algo que entiendas le brinde bienestar. Recuerda que no es posible cambiar a la persona, no trates de controlarlo, esa persona no la tiene contra ti. El método que tal vez funcionó ayer, hoy tal vez no funcione. Eso sí, tú como Cuidador tienes que cuidarte así que busca ayuda.
La autora es educadora en salud, trabajadora social, gerontóloga y profesora universitaria. Para más información puede escribir a dra.santiagoorria@gmail.com
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