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10 síntomas frecuentes a consecuencia del suelo pélvico

Esta condición tiene una elevada incidencia en mujeres con consecuencias de carácter fisiológico, social y psicológico

suelo pelvico

Las disfunciones del suelo pélvico tienen una elevada incidencia mayormente en la población femenina. A pesar de ser una de las partes más importantes del cuerpo de la mujer, hablar sobre el tema es poco común.

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Cuando los músculos del suelo pélvico están debilitados, demasiado tensos o han sufrido alguna lesión como un desgarre o episiotomía, puede alterar el funcionamiento de algunos órganos. Esto puede causar pérdidas de orina, incontinencias fecales, disfunciones sexuales femeninas y masculinas, dolores pélvicos crónicos, estreñimiento, entre otros.

Se estima que del 3% al 6% de la población femenina desarrollará alguna de estas disfunciones en algún momento de su vida. En los Estados Unidos, alrededor de 10 millones de mujeres sufren algunas de las variedades antes mencionadas.

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El riesgo de desarrollar esta afección aumenta con la edad, el número de partos, la obesidad, el hábito de fumar, algunas prácticas deportivas, las intervenciones quirúrgicas previas sobre el suelo pélvico, entre otros. Es un problema de salud que afecta la calidad de vida, y con consecuencias de carácter fisiológico, social y psicológico.

Qué es el suelo pélvico, síntomas y fisioterapia para esta zona del cuerpo  

El suelo pélvico es un conjunto de músculos y otros ligamentos en la parte inferior del abdomen que forman una especie de hamaca a través de la pelvis. Su función es mantener los órganos pélvicos en posición adecuada para asegurar su funcionamiento.

En la mujer, mantiene el útero y la vagina, la vejiga y la uretra, y el recto. Siendo la pelvis un lugar fundamental para el parto, la micción y la defecación, estos músculos, al igual que los del resto del cuerpo, deben tener una fuerza adecuada para poder cumplir con sus funciones.

Según los Institutos Nacionales de Salud (NIH, por sus siglas en inglés), los síntomas frecuentes incluyen:

  1. Sensación de pesadez, saciedad, tirones o dolor en la vagina que empeora al final del día o al defecar.
  2. Ver o sentir un «bulto» o «algo que sale» de la vagina.
  3. Tener dificultades para comenzar a orinar o vaciar completamente la vejiga.
  4. Tener frecuentes infecciones del tracto urinario.
  5. Tener fugas de orina al toser, reír o hacer ejercicio.
  6. Sentir una necesidad urgente o frecuente de orinar.
  7. Sensación de dolor al orinar.
  8. Fuga de heces o dificultad para controlar los gases.
  9. Estar estreñido.
  10. Tener dificultades para llegar al baño a tiempo

Sin embargo, existen modalidades terapéuticas no invasivas para la rehabilitación de estos músculos que son eficaces como la fisioterapia que permite prevenir y tratar las distintas disfunciones que pueden presentarse a causa del debilitamiento de esta cavidad. La terapia física ayuda a fortalecer la musculatura de la pelvis, trata las disfunciones sexuales, controla la incontinencia urinaria y fecal, así como disminuye el dolor crónico pélvico.

El rol del fisioterapeuta especialista en piso pélvico es fundamental dentro del grupo multidisciplinario para el manejo de dichas disfunciones. Las intervenciones de terapia física van desde el diagnóstico, educación al paciente sobre la condición y ejercicios terapéuticos como el entrenamiento de la musculatura del suelo pélvico que consiste en la contracción del piso pélvico para trabajar las fibras musculares estriadas, y el entrenamiento de la vejiga e intestino para mejorar los hábitos de orinar y defecar.

También se trabaja con métodos de estimulación eléctrica para mejorar la fuerza, resistencia y tono muscular, ejercicios dirigidos a tonificar y darle elasticidad al área, entre otros. Existen otras técnicas como “biofeedback” que con el uso de un dispositivo prepara al paciente a ganar cierto grado de control voluntario en las funciones de estos músculos.

Las personas interesadas en obtener más información se pueden comunicar a la Asociación Puertorriqueña de Fisioterapia mediante el número de teléfono (787) 754-8509, a través de la página de Facebook y Twitter que aparece bajo @apfpr1976 o enviar un correo electrónico a la siguiente dirección: apf.pr1976@gmail.com.

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