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La importancia de sacarle provecho a la siesta

Para quienes trabajan de noche, este tipo de descanso es elemental

La siesta atenta contra el peso cuando se realiza más del tiempo estipulado.
La siesta atenta contra el peso cuando se realiza más del tiempo estipulado. Foto: referencial.

Descansar el tiempo suficiente es de vital importancia para que cada ser humano evite desarrollar enfermedades ligadas al mal dormir, situación que además de patologías físicas también puede crear importantes secuelas negativas en la salud mental.

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La Organización Mundial de la Salud (OMS) es contundente cuando advierte que cada vez son más las personas que no descansan el tiempo recomendado. Aproximadamente el 30 % de la población del planeta no duerme suficiente y ni cumple el horario nocturno de descanso de 7 y 8 horas, ni mucho menos es capaz de realizar una siesta de por lo menos entre 30 a 45 minutos durante la tarde.

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El poder de la siesta

Sanae Oriyama, profesora de ciencias de enfermería en la Escuela de Graduados en Ciencias Biomédicas y de la Salud de la Universidad de Hiroshima, explicó al Nature que “una siesta de 90 minutos para mantener el rendimiento a largo plazo y una siesta de 30 minutos para mantener niveles más bajos de fatiga y reacciones rápidas, como combinación estratégica de siestas, pueden ser valiosas para la eficiencia y la seguridad en el trabajo temprano en la mañana”.

Las siestas no se deben tomar obligadas y deben ser cortas.
Las siestas no se deben tomar obligadas y deben ser cortas. Foto: referencial. (AntonioGuillem/Getty Images/iStockphoto)

En la investigación participaron 41 mujeres de unos 20 años, invitadas a un laboratorio insonorizado y sin ventanas para una simulación de un turno de noche de 16 horas. La temperatura ambiente se mantuvo a 26 ºC y la intensidad de la luz era similar al nivel de iluminación de las oficinas.

Los que realizaron una sola siesta de 120 minutos que terminaba a la medianoche experimentaron peor somnolencia a las 4 de la madrugada y esta que les duraba hasta el final del turno. Los participantes que programaron dos siestas (la de 90 minutos que duró hasta la medianoche y la de 30 minutos que finalizó a las 3 de la madrugada) evitaron la somnolencia hasta las 6 de la mañana.

Oriyama sugirió añadir 30 minutos adicionales de sueño entre las 5 y las 6 de la mañana porque la somnolencia podría aumentar entre las 7 y las 8 de la mañana. El estudio también reveló que el momento de la siesta desempeña un papel clave: cuanto más tarde la tomemos, más potente será para defendernos de la somnolencia y el agotamiento.

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