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"Tengo un novio jovencito"

Lee la columna de la bloguera Uka Green

Me lo dijo susurrando: “Tengo un novio jovencito”. Y yo, que con tanto escuchar cosas en la vida me voy quedando medio sorda, le espeté con el volumen de mi santa bocota a tó jender: “¿quéeeeeee?”. Mi amiga se asustó. Pensó que me burlaría, que me reiría y que le colgaría un letrero de ridícula. Pero qué va… qué va.

Me parece maravilloso, es más, todo un regalo del cielo, que esta amiga y otras cuantas amigas más que han sobrevivido desastrosos desencuentros, se hayan enganchado a media vida con un joven espectacular que las hace temblar como gelatina. ¡Ah no! ¿Y qué se supone que hagan estas hembras monumentales? ¿Empatarse con un viejo de capa caída? ¿Con un señor de orejas flácidas y deprimidas? ¿Con un paciente de próstata? Pero hellooooo, claro que NO. NO, NO y NO.

Ellas se merecen una nueva brisa que las despeine y las deje con los pelos de punta… ¡todos los pelos! ¡La cana incluida! Así que a ellas, cuando vienen a contarme los inicios de ese romance, les digo como los Del Río: “Dále a tu cuerpo alegría, Macarena”.

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Pero vamos a ver, que si vas en el avión del destino y te ofrecen chicken or pasta, agarra el pollo mujer, no seas pendeja, que pasta siempre habrá después. ¿Y si la frase es ’chicken or meat’? Pues métete la carne nena, aunque seas vegetariana y termines envenenada en el hospital… que no es lo mismo envenenarse por un brócoli que por un sabroso trozo de carne USDA Choice y Angus Beef.

¡Qué se joda! ¿No es así como los hombres, en el ocaso de sus días, van caminando por ahí con sus pollitas? Pues la mujer tiene derecho también de caminar por la calle embracetá con un magnífico ejemplar veinte años menor, sin barriga, sin estrías, sin pellejos, sin canitas, sin el bamboleo entre el huevo y el cerebro. Ande usted por el supermercado de la carne y seleccione el corte que le apetezca comer. Y buen provecho, coño.

Tengo varias amigas rejuvenecidas por las peripecias de un nuevo amor. Parecen salidas de un garaje luego de un cambio de aceite y filtro, alineamiento y tune up. Su culete celebra el regreso del contoneo, el cabello escapa de la muerte con el “blowetazo” semanal. Corren al closet y hacen resaque, botan las viejeras, dinosaurios, fósiles, para emprender expedición en busca de nuevos trapos y gangarrias que las hagan lucir regias, trastornadas. Nuevamente se trepan en las tacas, rebuscan en la maleta hasta encontrar el lápiz labial rojo pasión, se perfuman todavía mojadas para preservar el olor que enloquecerá a ese hombre de cuerpo joven, valiente y atrevido. Parece que se hicieron un face lift, pero el lift fue de cuerpo entero.

Imaginariamente llevan una cinta. Unas leen Miss Felicidad y Risas Adyacentes. Otras Miss Muérete de la Envidia, Miss Que Se Joda, Miss. Carajo Qué Bueno Es Esto, Miss Haberlo Sabido Antes y Miss A Toda Hora Tengo Sexo. Llevan dibujada en la cara una de esas sonrisitas maliciosas y pícaras mientras caminan como una Miss Universo justo al instante de ganar. Sólo les falta mover la manita.

Llegan tarde a los almuerzos, entran casi sudando, apresuradas.

– Ay perdónenme, es que no he dormido nada.

Y el resto de mujeres que ocupamos la dichosa mesa pensando “coño, y yo jodida durmiendo tanto que ya parezco La Bella Durmiente”.

Y se montan en motoras aunque el fastidioso sillín les abra hasta la última de las neuronas. Y se espetan de lo más contentitas la silla de la bicicleta en la que ponen el culo sabrá Dios cuántos años después. Y se trepan en esquís acuáticos aunque las piernas les tiemblen. Y ven otra vez películas de miedo, gritan en conciertos de rockeros, le dan hasta abajo con el sonsonete de los reggaetoneros. Y sueñan a toda velocidad para que el siguiente día llegue bien rápido. Y echan a la basura los recuerdos, aquellos tiempos que muertas en vida vivieron.

Y cambian. De Minivan a Corveta. De mumu a baby doll. De pantaleta a g string. Se hacen highlights en vez de pintarse el pelo. Ponen color en sus garras. Se liman la uñita más chica. Y no sienten ni un hot flash, sino el flash del hot que las estremece a cualquier hora, en cualquier momento.

Ya les dije y les repito, ese enamoramiento es como un spa, “spalreencuentroconsuyoenelespejo”… “Dále a tu cuerpo alegría Macarena que tu cuerpo es pa’ darle alegría y cosa buena… ¡¡¡ahhhjáaaaa!!!”

Esta columna expresa solo el punto de vista de su autor. Uka Green es publicista, bloguera. Puedes contactarla a través de su página de Facebook: Uka Green o visita su blog Cincuentaytantos.

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