Voces Activas

Envejecer puede ser opcional

Lea la columna de NoreLiz LaTorre

¡Qué muchos evitamos hablar de la edad, especialmente las mujeres! Toda conversación va de buen gusto hasta que alguien pregunta por la edad. Hasta aquí llegaron los buenos ánimos. Pregunto, ¿qué duele más: la edad o que le llamen señora?

Hace poco coincidí con una amiga, en el shooping center. Que buena terapia esa, ir de tienda en tienda, viendo los especiales, hablando de todo en la vida, la familia, el trabajo, los pretendientes, un buen almuerzo, en fin todo fluía de maravillas, hasta que pasamos por el pasillo de muestras de perfume.

En un segundo mi amiga sufrió un “parálisis facial” y no precisamente por las ofertas, sino porque le han dicho de esquina a esquina : “señora, pruebe el nuevo perfume de….”. Honestamente no escuché más nada, no se qué perfume era, solo veía cómo se desencajaba el rostro de mi amiga —que por más cremas anti-age que usaba—, todo se estaba arrugando en un segundo.

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“¿Me acaba de llamar “señora”?, ¿tan vieja me veo? Ahora sí, me duele la espalda, no puedo caminar, no puedo ver, amiga… ayúdame a sentarme. Dime amiga, ¿se me ven tantos las arrugas?”.

Sus preguntas no terminaban. Y es que escuchar la palabra “señora”, fue suficiente para que su mente sí envejeciera. Creó una película de horror. Le podrían haber regalado un vagón completo de colágeno y no era suficiente para recuperar el golpe bajo que “machucó” su momento estelar. Y eso que no es “abuela”… ¡cuando le toque escuchar eso!

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Luego de horas de terapias y de pensar, voy de visita a casa de mi abuela, esa “señora” dueña de la sabiduría de 87 años. Le cuento todo lo que pasó, y me dice “ojalá me digan señora, peor es que te digan: “Doña, ¿cuando termines me puedes llevar al casino un ratico? Hoy hay musiquita y estoy segura que la maquinita de chavito me va a dar el premio hoy”.

Ahora sí, ¡analicemos esto! Si para una generación la palabra “señora” es envejecer y para la otra generación, es rejuvenecer; pues entonces este asunto no se trata de una palabra, ni por los años que tengas de vida. Envejecer es opcional.

Has escuchado la frase “nuestra piel envejece, nuestra alma no”. Naturalmente no podemos controlar mucho los cambios en la piel que sufre al pasar los años, pero sentirnos “viejos o viejas” es cuestión de actitud. Y la actitud sí la podemos controlar.

Nos ponemos viejos cuando dejamos de sonreírle a la vida, de disfrutar de lo mas simple, cuando dejamos que situaciones externas controlen nuestras emociones. Envejecemos cuando dejamos a un lado nuestras ilusiones, y sobre todo cuando dejamos de creer.

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Podríamos tener 25 años y renunciar a nuestros sueños, a nuestras metas, cargarnos de energía negativa y de siempre estar quejándonos de todo, eso sí es envejecer. Más sin embargo, podemos tener 40, 50, 60, 70, 80, 90… y si manejamos nuestra vida con la mejor actitud, siempre positivo antes los retos, sonreír cada día… no pensar en la edad, sino en las ganas de vivir, eso sí nos hace rejuvenecer… claro, ¡siempre con el shot de colágeno en mano!

Vivamos, aprendamos a vivir sin presiones de la edad, de una palabra, de un lugar. Simplemente pongamos nuestras energías de valorizar lo que tenemos al momento, de respirar tranquilidad emocional, y soltar las quejas.

Esta columna expresa solo el punto de vista de su autor. NoreLiz LaTorre es actriz, productora y creadora del Concepto y proyecto #AbuelosJóvenes. Puede contactarla a través de norelizlatorrepr.com y su página de Facebook Noreliz LaTorreTV.

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